Lost Odyssey
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Lost Odyssey
Lost Odyssey es la grandiosidad con la que ha sido concebida la nueva obra de Hironobu Sakaguchi. Desde los 4 discos DVD de doble capa, hasta la participación en ella de nombres de la talla del propio Sakaguchi, Takehiko Inoue (creador de Vagabond y Slam Dunk), Nobuo Uematsu (compositor de la música de Final Fantasy), o Kiyoshi Shigematsu (afamado novelista japonés). Toda una constelación de estrellas que no hacen sino confirmar que este producto apunta alto. O al menos ésas eran las intenciones iniciales.
Después de más de tres años y medio de duro trabajo, llega hasta nuestras manos por fin un juego que desde el principio ha generado una enorme expectación. Ya en noviembre tuvimos un aperitivo aquí en Tokio con un concierto sinfónico especial en honor de Lost Odyssey y de Blue Dragon con temas de ambas creaciones. Allí ya se pudo medir las ganas que le tenían a este juego los japoneses. Lleno hasta la bandera y ovaciones y bises incluidos. La verdad es que Sakaguchi es toda una institución en el mundo del videojuego nipón.
Mystwalker ha querido crear un juego que si bien bebiera indiscutiblemente de franquicias ya consolidadas dentro del RPG japonés, como Final Fantasy, lo hiciera aportando algo de frescura y sobre todo grandes dosis de espectáculo, aprovechando la potencia técnica de Xbox 360. Y, por qué no decirlo, también un juego que diera un empujón a las ventas de la atribulada consola de Microsoft. Atribulada en Japón, como todos sabemos, y con un futuro más que incierto aquí. Otras empresas con menos orgullo se hubieran retirado ya de este difícil territorio. Pero parece que la compañía americana, a golpe de talonario (o vaya usted a saber de qué) parece empeñada en ver la luz al final del túnel.
¿Y qué nos encontramos en Lost Odyssey? Bien, la historia del juego gira entorno a Kaim Argonar, un hombre inmortal que ya ha vivido 1.000 años, y las pérdidas, conflictos y amores que sufre a lo largo de las varias generaciones de humanos con los que ha convivido. La narración arranca en pleno conflicto entre los tres superpoderes del mundo, enfrascados en una lucha a muerte por el control de la energía mágica que fue descubierta unos años antes. Estos imperios están a punto de entrar en una nueva era. Una era de total aprovechamiento de esta energía para usos industriales y beneficio de la población en general. Una era que será llamada “La Revolución Industrial Mística”.
Kaim se irá encontrando a lo largo de su periplo con otros inmortales que, como él, buscan respuestas al porqué de su existencia. Y decimos esto porque aunque saben que probablemente han sido objeto de experimentos mágicos que aprovechan la nueva tecnología mística, sus memorias han sufrido en el proceso y muchos no recuerdan más allá de tal experimento.
Una vez introducido el primer DVD del juego salta la primera sorpresa. Los primeros minutos del juego son exactamente los mismos que pudimos disfrutar en la demo que fue hecha pública hace un año aproximadamente. No se añadido nada. Tampoco se ha quitado detalle alguno. Está toda la primera lucha de Kaim contra el ejército invasor que vimos en la demo. Todo es igual. Parece que a los desarrolladores les gustó tal como estaba y decidieron no cambiar nada.
Pero por detalles como éste y otros que veremos más adelante, más parece que lo que no había era tiempo para mejorarla. Probablemente la fecha de entrega se les echó encima demasiado rápidamente. O quizás esa fecha no fue lo realista que hubiera sido deseable. Sea como fuere, de tanto verla y jugarla, esta primera escena del juego ha perdido mucho de su inicial impacto. Eso sí, hay que reconocer que es un prodigio visual y sonoro.
Una vez superada esta primera sorpresa nos ponemos manos a la obra, familiarizándonos con el sistema de juego. Realmente uno puede ver la influencia de Final Fantasy en este producto. Muchos detalles como la música de después de la batalla, o las típicas frases de victoria cuando ésta finaliza nos traen a la memoria momentos míticos de la saga de Square Enix. En las primeras horas de juego vamos descubriendo muy poco a poco detalles de la vida presente y pasada del inmortal Kaim.
La vida presente se nos presenta como la de un soldado de rango especial que, como uno de los dos únicos supervivientes de la caída de un meteorito en medio de una batalla, es interrogado por el consejo supremo de su país. En cuanto a su pasado, el juego nos lo presenta de una manera bastante original. Cuando Kaim pasa cerca de algunas personas (al principio todas son niñas pequeñas), los recuerdos perdidos van volviendo a su mente en forma de relatos cortos que tenemos que leer directamente de la pantalla.
Estos relatos han sido creados especialmente por el novelista Kiyoshi Shigematsu para el juego. Por cierto, 31 de los 34 relatos han sido recopilados en un libro llamado “El viajero eterno - Lost Odyssey – El sueño de mil años” que ha sido publicado recientemente aquí en Japón. Los fans sedientos de información sobre el juego aprovecharon la ocasión para hacerse con él y parece que sus ventas son bastante buenas.
Los relatos no tienen aparente conexión entre sí e incluso parecen carecer de una conexión con el propio juego más allá de la inclusión de Kaim en ellos. Pero poco a poco uno va enlazando ideas y va construyendo lo que bien pudiera ser la historia del personaje. Lo que si podemos decir es que estos textos son preciosos, aunque la mayoría bastante tristes. A este redactor se le saltaron las lágrimas en más de uno. Eso sí, hacía tiempo que no leía tanto (cada relato supone unos 10-15 minutos de lectura) en la pantalla de la consola. Los textos se presentan de una manera muy elegante, con una música que va cambiando según la narrativa, y unos fondos artísticos decoran nuestra lectura. Curioso cuanto menos.
Como en todo buen RPG, cuando nos encontramos en espacio abierto aparecen criaturas con las que luchar. Y ésta es una buena oportunidad para dejarse llevar por los tutoriales que ofrece el juego en esos momentos. Mediante ellos aprendemos que la lucha se basa en un sistema de anillos. Estos anillos mejorarán nuestras habilidades de lucha, defensa o magia. A lo largo de nuestro recorrido iremos encontrando objetos que nos ayudarán a cambiar lo que se denomina la “receta del anillo” para cambiar sus propiedades o aumentar su efectividad.
A este sistema se le suma uno más directo que es utilizado en plena lucha. Cuando lanzamos un ataque contra un enemigo, tendremos que hacer coincidir dos anillos concéntricos de la manera más precisa posible, parando el movimiento del segundo de ellos con el gatillo derecho. Cuanto más preciso sea el encaje, más ímpetu será dado a nuestra ofensiva.
Otro punto importante a tener en cuenta es el sistema de muro o protección. Mediante este sistema colocaremos a los miembros de nuestro equipo con más habilidades de protección fuerza bruta delante de los más débiles físicamente pero dotados en cuanto a habilidades mágicas. Este aspecto es fundamental. Hay que hacerse con él de la manera más rápida posible ya que se hace imprescindible enseguida. Hay que estar siempre pendiente de la composición del equipo, especialmente en este crucial aspecto. La dificultad de las batallas está muy ajustada, aunque es de ley decir que los jefes finales son bastante difíciles, ya desde el principio.
Está claro que el peso de la historia lo lleva la narrativa. Hay mucha acción, pero también mucho que leer, recordar y pensar. Parece que el juego ha sido planteado en clave de descubrimiento continuo. Cuanto más sabemos del pasado de Kaim y de otros inmortales, más ganas tenemos de querer saber cómo continúa la historia. En este punto el juego es impecable. Una obra de arte.
Un detalle curioso. Los personajes nunca mueren. Cuando sus energía (HP) llega a cero, son revividos automáticamente con unos pocos puntos en tal contador, pero quedan inactivos un turno. Es responsabilidad del propio jugador restaurarlo a niveles aceptables mediante pociones u otros elixires de vida. Eso sí, la partida puede acabar. Esto pasa cuando todos los miembros de nuestro equipo llegan a ese estado de inactividad simultáneamente. No es habitual, pero con los enemigos más importantes puede llegar a pasar.
Y ahora un tema espinoso. Para decepción del que escribe, Lost Odyssey no es una maravilla técnica. Y lo decimos por la cantidad de “tirones”, bajadas en el “framerate” y errores en algunas texturas que hemos visto. A veces parece estar viendo el motor gráfico de un juego de la pasada generación, aunque es de justicia decir que sin estos defectos el juego tendría uno de los apartados gráficos más sobresalientes de cuantos han pasado por Xbox 360.
Especial mención merecen los efectos especiales en los conjuros, absolutamente espectaculares. Otro defecto lo encontramos en los tiempos de carga de algunas secciones, que son algo desesperantes y llegan a cortar ligeramente la continuidad de la narrativa. Y lo peor es que esto pasa desde la primera escena. Por eso decíamos al principio que este juego parece haber sido sacado al mercado sin tiempo de pulirlo. Si bien en las capturas estáticas se podría decir que es un juego más que correcto en el apartado gráfico, incluso espectacular, estos fallos técnicos, imperdonables en un juego de este calibre, empañan ligeramente el conjunto.
De todas formas, y aún con estos defectos, estamos ante un enorme juego. Un juego que ya ha cosechado grandes notas en la prensa japonesa, y que de buen seguro lo hará también en la occidental. Seguramente y dado lo canónico de su planteamiento como RPG clásico añadido a la profundidad de la historia, atraerá a un amplio sector de público. Un público que encontrará en este juego un "RPG adulto". Lost Odyssey nos deja un gran regusto de boca y con ganas de acabarlo explorando todas las posibilidades que ofrece y, sobre todo, saber el destino de este inmortal, Kaim Argonar, mientras desentrañamos los misterios de su memoria.
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