¿Actualizar, o no actualizar?

En algunas ocasiones leemos por foros y espacios de ayuda en la red, respuestas como la siguiente o muy similares en concepto:

¡Me parece increíble!. La instalación de ese parche que corrige una grave vulnerabilidad del sistema operativo (recordemos problemas como por ejemplo Blaster, Sasser, Zotob, iconos animados, etc., en Windows), de nuestro programa de mensajería, del kernel, de la wifi, del programa ofimático, del navegador web, etc., por citar algunos, que podría poner en riesgo el sistema, y permitir en algunos casos el control remoto del mismo, es descartada de inmediato porque nos da un error en el arranque, una incompatibilidad o porque tras la actualización, no descarga igual de rápido nuestro P2P favorito.

En lugar de tratar de solucionar el problema al aviso de error que nos muestra el equipo…

o al menos, tratar de poner los medios necesarios para paliarlo, decidimos desinstalar la actualización, o incluso, en ocasiones, no la instalamos ni la probamos en nuestro equipo, porque leemos que dá problemas en equipos ajenos. Y es que, ni todos los equipos, ni todos los usuarios, son iguales.

Virus, troyanos, espías, keyloggers, scripts, malware en general, spam, phishing, etc., están ahí fuera aprovechando cualquier resquicio para propagarse y ejecutar su función. Nadie estamos a salvo, pero evidentemente siempre lo tendrán más sencillo frente al incauto, al más débil, en fin, al que “pasa de todo”.

Claro que se puede recurrir a la tan socorrida frase de “Total.. que más da, si no tengo nada importante en el equipo”. Lamentablemente, Sí cuentas en la mayoría de ocasiones con al menos una conexión a internet, por poner un ejemplo.

Por suerte, cada día parece que nos vamos concienciando un poco más sobre la importancia que tiene la seguridad informática en este mundillo y en consecuencia, actuamos, tratando de minimizar los riesgos y amenazas.

No cabe duda que la tarea no es sencilla y que a muchos de nosotros aún nos queda mucho que recorrer, pero si me permitís un símil, esto es un poco como andar, dando primero un paso y después otro… al final llegas hasta donde quieras.